martes, 24 de mayo de 2016

Avance de relato: Futuro Inmediato.

Una penuria, demasiado tiempo sin sexo y una lectura gratuita de futuro... junto a bellezones sin iguales...

Aquí un adelanto del próximo relato:


Un año, un año sin follar. Lo he intentado todo. En fiesta, en páginas de cita, con aplicaciones e incluso pagando y siempre, siempre ha sucedido algo. Todo parece ir bien, los preliminares nos calientan siempre y cuando vamos a empezar algo sucede. A la prostituta que contrate le entró un cólico. Con la estudiante que me ligue en una discoteca nos pilló la madre y, aun así, cuando la convencí para que se uniera y ya estábamos los tres chorreando apareció el marido. A la policía que me estaba a punto de tirar en mí auto le robaron el suyo y así con un sinfín de cosas.

Finalmente voy a hacer algo que nunca creí que se me ocurriría. Hace medio año recibí un vale para una revelación con la pitonisa más famosa de todas, famosa por ser la joven con más aciertos de la historia, según la televisión y su anuncio.

Hoy es el día. Aparco en la entrada de su casa, donde hace las visitas. Es grande, en mitad de un jardín inmenso con grandes partes de arena bien arreglada, como los jardines zen. En el centro, un poco antes de la puerta, hay un pequeño estanque con un puente de madera, rojo, rodeado de sauces llorones. Una vez en la puerta pico al timbre. El sonido es normal, para mi sorpresa. Esperaba algo más siniestro.

No tardan en abrirme. Lo hace una chica, aparentemente joven. Mi pene palpita al verla. Es bajita, con el pelo largo pero recogido en una cola. Su tez es morena y lleva un velo naranja, trasparente, por encima de la frente hasta la nariz pero se puede apreciar su fina cara y sus labios pequeños y brillantes. Lleva vestuario de danza del vientre, todo del mismo color. Sus sutiles pechos se embellecen gracias a los cascabeles que le cuelgan haciendo mirar su barriga, plana además de fina. El velo de la entrepierna, trasparente también,, dejando ver unas braguitas muy ajustadas, tanto que se le marcan los labios inferiores hacen que la imaginación de uno vuele. Va descalza, pero con unas tiras que suben desde el tobillo hasta debajo de la rodilla rodeándole la pierna.

—Buenas tardes — escucho con dificultad. No quiero saber cuántas veces me lo habrá dicho. Me he quedado anonadado mirando su belleza.

—Ho-hola, buenos días — digo algo nervioso, aunque ya es bien entrada la tarde.

—¿Tiene cita?

—Sí, aquí est… — No acabo la frase y su mano se va a mi bolsillo delantero derecho. Doy un paso atrás de la sorpresa y noto como los dedos de la mano hurgan en mi bolsillo. Me roza el pene, y justo en ese momento me palpita. Me muero de vergüenza, debe de notar lo caliente que estoy al verla. Pasan unos segundos y saca la cita.

—Sí, ya sabía que estaba aquí. Muy bien, sígame.

—¿Es usted la pitonisa?

Me mira con cara de asombro, inmediatamente sonríe cerrando los ojos fugazmente.

—Me halaga caballero, soy su aprendiz pero algún día deseo poder si quiera igualarla.
 
Estad atentos ;)

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