miércoles, 29 de junio de 2016

Pronto nuevo relato: Provando.

¡Buen@ húmed@s días/tardes/noches!

¿Nunca os ha pasado que mientras os estáis mirando ropa entra una persona que enciende esa llama en vosotros? ¿Qué no deseáis verle probarse ropa, sino quitársela toda ella? ¿Qué esperas que se equivoque de probador y habrá tu cortina? O mejor aún, que tu jefa te mande a revisar los probadores y al abrirlo encuentres a esa persona en mitad del cambio... y no parezca que le desagrade el encuentro.

De esto tratará el próximo relato, en breves tendréis la muestra ;)

viernes, 17 de junio de 2016

Relato: Ni una palabra.

¡Buen@s húmed@s días/tardes/noches!

Os traemos el nuevo relato, del que pudisteis ver un adelanto días atrás. Hemos tardado un poco porque hemos estado de tramites por la publicación de la siguiente antología X -¡Sí! Ya queda poco- pero aquí lo tenéis.

Imaginaros salir de fiesta en un país extranjero, separarte de tus acompañantes y encontraros con esa persona con la que queríais fundir vuestros cuerpos en ese mismo instante si no fuera ilegal. Bailáis, congeniáis y acabáis en el mismo hotel... que noche más caliente tras tanto chupito, ¿Verdad?


Ni una Palabra.

Dos hombres, solteros, de fiesta en Amsterdam. No sabemos alemán, ni siquiera inglés. Da igual. Seamos sinceros, no es necesario. Sí útil, pero no vital… y menos para disfrutar como hemos venido nosotros a hacer.

Él lleva más de una hora desaparecido y aquí estoy yo: en mitad de una discoteca, con dos chupitos de vete a saber que en el cuerpo y eufórico como el que más.

Me muevo al son de la música mientras miro alrededor mío. Cruzo miradas con una joven, rubia, alta, esbelta. No tiene mucho busto, pero su cintura de avispa, su culo respingón y sus largas y bellas piernas me hipnotizan. La miro de arriba abajo. Su camiseta de tirantes, rosa, lleva marcados sus pezones y su faldita negra va a juego, con franjas rosas, así como sus bambas de éste mismo color tan femenino.

No deja de moverse, dando pequeños saltos, haciendo que su largo pelo se le vaya a la cara y sus pequeños pechos boten, dejando claro que no lleva sostén, mientras la copa que aguanta arriba con su mano salpica a ella y sus amigas.

Me gusta, me gusta mucho. Su sonrisa blanca y sus ojos verdes alocados me han enganchado. Volvemos a cruzar miradas y me sonríe mientras bebe. Se acaba la copa, me guiña un ojo y se pone a hablar con las amigas. Tras unos segundos se separa de ellas, gira la cabeza un segundo hacía mí, y se va andando hasta la barra del fondo de la discoteca dando pasos de modelo, con una mano en la cintura y otra acariciándose su lindo culo. No hacía falta esa llamada de atención para que lo viera, es bellísimo y seguro que habrá causado más de una torticolis.

La sigo. Es algo tarde, así que no hay tanta gente como a media noche y llegar a la barra sin perder de vista estas preciosas nalgas. Me colocó a su lado, coloco un brazo sobre la barra y me giro hacía ella. Me mira, me sonríe.

—Hellow — digo y que no esperé mucha más conversación por mi parte, mi repertorio de palabras en inglés es más bien escaso.

—Hellow — contesta, sonriendo.

—¿one shoot? — pregunto, pero me mira extrañada. — No problema —añado y acto seguido llamo al camarero. Pido dos chupitos, eso seguro que lo entiende.

Cuando nos los trae suelta un “oh” y sonríe. Levanta el chupito y yo el mío, brindamos, apoyamos y bebemos. No sabía que aquí también “apoyaban” los chupitos. —¿Are you alone?

Me niega con la cabeza. Se acerca un poco más a mí y le hace una seña al camarero. Trae dos chupitos más.

—I’m with you — me dice. You es tú y se refiere a mí así que asumiré que ha dicho que está conmigo y eso me gusta. Su verde mirada está calvada en mí. Brindamos, apoyamos y bebemos. La garganta me quema pero la polla arde aún más mientras veo su estilizado y bello rostro y como pasa su húmeda lengua por sus finos labios.

Mueve sus caderas y sus brazos mientras me mira y acto seguido me extiende la mano. Se la cojo y tira de ella, me lleva a la pista. Empezamos a bailar juntos, pero el alcohol ya se nota en los pasos erráticos que damos a los que se han de sumar los pasos para acercarnos el uno al otro. Un roce por aquí, un roce por allá.

—¿Where are you from? — Esta me la sé.

—Spain — contesto.

—Oh, I love Spain and love spanish — Ha dicho amor y español dos veces, lo suficiente para que le sonría y agarre esa fina cintura.

Bailamos muy pegados, moviendo nuestras caderas, frotándonos, y sonriendo. Bebemos uno, dos, tres chupitos más a lo largo de la noche. Es tarde, queda menos de media hora para cerrar y la música empieza a ser lenta.

Miro los pocos que quedan y no veo a las amigas con las que la vi antes.

—¿Your Friends?

—I’m with you — contesta mientras se acerca a mi cuello y lo besa. Me muerdo el labio y ella me muerde el cuello. Luego sube y empezamos a besarnos. Sus finos labios son muy suaves y delicados. Mis dientes los rozan constantemente en cada beso hasta que su lengua se filtra y se entrelaza con la mía. Mis manos se depositan en su cintura y las suyas encima de éstas, haciéndolas bajar y acompañándolas a que palpe su lindo culo. Parece no llevar bragas, pero imagino que será un tanga. Empujo con las manos su culo hacía mí, pegándonos totalmente, y empezamos a movernos lentamente para notar el roce de nuestros sexos mientras nos seguimos besando.

Se desboca, me acaricia el cabello alocadamente mientras su lengua golpea a la mía y sus finos labios oprimen mi boca, me encanta.

Pasamos unos segundos así hasta que encienden las luces de la discoteca. Nos separamos un poco, nos miramos. Apretamos los labios y se pasa la lengua por ellos. Le sonrió y tiro de ella. Le señalo a ella y luego a mí, quiero que entienda que le pido que venga. Asiente con la cabeza.

Salimos de la discoteca y llamo a un taxi.

Digo el nombre del hotel y ella vuelve a soltar un “oh” y un “perfect” mientras se abraza a mi brazo y vuelve a besarme el cuello. El taxista mira de reojo por el retrovisor y sonríe. Veo que guiña un ojo y levanta el pulgar. Sonrío, aunque no es tan merito mío como suyo ya que es ella quien me ha logrado cazarme.

Nos deja en la puerta del hotel y vamos hasta la puerta. Miro y veo el recepcionista leyendo. La pongo detrás de mí, esperando que no la vea. Entramos, lentamente, y mira hacia arriba. Rápidamente le enseño las llaves de la habitación, saluda y vuelve su mirada a la lectura. Aligeramos el paso y vamos hasta el ascensor.

Pico al ascensor. Mientras esperamos que baje mi mano se aposenta sobre su falda, en sus nalgas, mientras la suyas no paran de acariciarme el brazo y, con su pierna derecha, no deja de rozarme la entrepierna. Notará que estoy rígido como una roca y parece gustarle porque aprieta más fuerte, como si quisiera notarlo más.

Llega el ascensor, se abren las puertas y entramos. Pico a la tercera planta y en cuanto se cierran las puertas me empujan a la pared y empieza a besarme. Me agarra la cara con sus finas y frías manos mientras me besa apasionadamente, metiéndome la lengua todo lo que puede y mordisqueando mis labios a la vez que entrelaza sus piernas con la mía, posando su coño sobre mi muslo; lleva tanga seguro, porque noto sus nalgas pero también la tela que cubre sus labios inferiores. Tras pasar la segunda planta separa su boca de la mía y empieza a besarme el cuello mientras su mano derecha se pierde en mi cabello y su mano izquierda empieza a abajar por mi camiseta. Cuando llega a la cintura lel ascensor se para y se abren las puertas.

Le agarro rápidamente la mano y la llevo rápidamente al ascensor. Ella se ríe. Mi habitación está justo al lado de la de mi compañero, espero que haya llegado bien. Abro sin demora y entramos, cierro la puerta y ella me empuja contra la pared otra vez y va directo al cuello, no esperaba cuando la vi en la discoteca que fuera tan fogosa.

Mis manos esta vez van directas al grano. La derecha la coloco debajo de su falda y palpo sus desnudas nalgas. Efectivamente: llevaba tanga. Mientras que la izquierda la pongo entre los dos, palpando sus pechos por encima de la camiseta de tirantes. Mientras me besa el cuello –e incluso hinca sus dinetes- escucho como gime levemente a medida que amaso su culo, estirando de él y haciendo que sus labios inferiores se estimulen a la vez que acaricio sus rígidos pezones a través de su camiseta.

Sus manos, que estaban apoyadas pared, se deslizan hacia abajo. La derecha se queda en mi cintura mientras que la izquierda empieza a acariciarme la polla por encima del pantalón. Mi miembro viril empieza a empujar, queriendo salir. Ahogo un gemido mientras me regodeo en el placer de sus besos y sus  tocamientos. Me la agarra, palpándola como si comprobara la forma que tiene, y finalmente separa la boca de mi cuello.

Me mira, se muerde el labio inferior y respira.

—I’m very hot, i want your dick — me dice. No tengo ni idea de lo que quiere pero aparto la mano de sus pechos y cojo la suya que agarra mi pene, apretándosela para que lo palpe aún más. —very hot… — repite mientras acerca sus labios a los míos. Cerramos los ojos y nos besamos. Intenta abrirme los pantalones, le ayudo a lograrlo. Pasa de los calzoncillos y me agarra directamente el pene, notando como aplasta las venas que ella misma ha hecho aparecer.

Yo no me quedo atrás. Mientras le palpo las nalgas estiro del tanga, para estimular sus labios inferiores, a la vez que con la otra mano empiezo a acariciarle, por encima del tanga, su húmedo coño. Ambos gemimos, ambos queremos más. Tras unos segundos meto la mano y los dedos se van solos a penetrarla, está chorreando, hasta meterle el dedo índice y el corazón. Estamos así unos minutos, perdidos en nuestros apasionados besos mientras nos masturbamos. Nuestras lenguas pelean la una con la otra mientras los labios se aplastan entre ellos. Ocasionalmente nos mordemos entre nosotros y ahogamos nuestros gemidos juntos.

Finalmente nos separamos y ella da unos pasos atrás, moviéndose para hasta dejar fuera de su coño mis dedos. No sin antes soltar un gemido. Una vez tengo ambas manos fuera de su cuerpo me mira y sonríe, muy lascivamente, mientras se muerde levemente el labio para luego pasarse la lengua por ellos.

—I suck your dick — dice, sigo sin saber de que habla.

—And fuck — añado, momento en que se vuelve a morder el labio.

Empieza a bajar, hasta ponerse de rodillas, sin dejar de mirarme. Yo abro los ojos y la boca, lentamente y por completo, mientras respiro profundamente. Veo como ella abre la boca lentamente, viendo su saliva pasar de un lado a otro y su lengua moverse sinuosamente, mientras acerca mi pene a su boca usando su mano derecha. Se aparta el pelo, poniéndose por detrás de la oreja, y saca la lengua hasta posar el capullo de mi pene sobre ella.

Gimo levemente. Me aprieta con la lengua, con la parte rugosa de ésta, y se centra en el capullo. No deja de mirarme, de observarme. Tras unos segundos pasa la lengua por todo el tronco. Rodeándolo, de arriba abajo y de abajo arriba. Pasa unos segundos lamiéndolo entero, incluso llegando a chupar mis testículos, para seguir con una mamada que va acelerando a medida que gimo, de forma rápida. Acompaña el movimiento con la mano y aprieta los labios suavemente para que el pene se deslice velozmente por éstos mientras la lengua choca con el capullo y rodea el tronco. La tengo palpitante, palpitando dentro de su boca.

Sigue así varios minutos. Me mira, me contempla como gimo. Mi mano se posa sobre su cabeza, perdiéndose en su rubia cabellera, mientras sigue comiéndomela a la vez que masajea mis huevos. Cada vez gimo más e incluso le agarro los pelos. Ella acelera hasta que de pronto para y veo como se la mete enetera, abriendo la boca todo lo que puede, hasta tener arcadas. Se la saca, me mira y se le escapa una risa.

La levanto.

—¡Go! — le digo mientras le cojo cual princesa y me la llevo a la cama, que está a unos pasos del recibidor. La habitación del hotel es pequeña. —is my turn — digo, algo que sé por un par de juegos que practico. La poso sobre la cama y me voy a los pies de ésta, subiendo poco a poco mientras acaricio sus tersas piernas y paso la lengua por esta. Ella se estremece. Escondo mi cabeza en su falda y poso mis labios sobre los suyos, pero los de abajo, por encima del tanga. Está empapada, gime y pone sus dos manos, por encima de la falda, sobre mi cabeza.

Empiezo a besarlo como si de una boca se tratase mientras mis manos acarician sus nalgas y rozan con los dedos las comisuras del tanga. Tras varios segundos empiezo a desatar los nudos del tanga y se lo quito. Me quedo contemplando su rosado y húmedo coño un rato. Esta algo abierta, pero parece purísimo. Vuelvo a besarlo, esta vez directamente. Está cálido pese a estar chorreando. Gime más alto. Mis labios se hunden en los suyos. Los abro con los pulgares de ambas manos, estirando, y empiezo a pasar la lengua. De abajo arriba, por todo el coño, intercalándolo con besos y lametazos en su pequeño y redondo clítoris.

Ella aprieta la cabeza y me pega aún más al coño, dejándome poco espacio de acción, pero no dejo de mover la lengua. Tras varios segundos empiezo a rodearle el agujero del coño con la punta de la lengua hasta que finamente la meto y empiezo a lamerle su interior. Ella grita de placer en ese momento. Vuelvo arriba y empiezo a centrarme en el clítoris, mientras con una mano juego alrededor de su agujero.

Empieza a decir cosas en alemán y eso me pone a mil, aunque no lo entienda.

Succiono su clítoris para luego empezar a mordisquearlo y aguantarlo con los dientes mientras lo golpeo con la lengua a la vez que empiezo a penetrarla con los dedos. Ella cada vez grita más y yo acelero. Aplasto su clítoris, lo golpeo, lo rodeo con la lengua, lo succiono, lo muerdo y lo vuelvo a aplastar mientras mis dos dedos no dejan de entrar y salir y mi cara se llena de flujos vaginales.

—¡Yeah, yeah, YEAH! — grita mientras me aplasta la cabeza y me deja empapado. Creo que se ha corrido. — Please… fuck me — y eso lo he entendido perfectamente.

Saco la cabeza de su falda inmediatamente y la miro. Me pongo a su altura, sin dejar que baje las piernas, poniendo mi pene pegado a su coño. Empiezo a besarla mientras le manoseo los pechos y me rozo con ella. Ella se abre más de piernas y empieza a mover sus caderas, buscando claramente mi pene. Finalmente la penetro, casi sin querer. Gemimos los dos pero paramos en cuanto escuchamos golpes en la pared.

Nos miramos en silencio, los golpes han parado. Empiezo a mover la cintura poco a poco, penetrándola lentamente, mientras ella se pone una mano en la boca, mordiéndosela, sin dejar de mirarme. Mis labios van a su cuello mientras sigo penetrándola. Acelero, pero sin ir bruscamente.

Vuelven los golpes en la pared, desde la habitación de mi amigo, y seguidamente empezamos a escuchar gemidos. Nos pone mucho hasta el punto en que ella me rodea la espalda con sus piernas y empieza a mover sus caderas. Yo le sigo y la penetro hasta hacer que la cama se mueva y golpee la pared. Los gemidos nuestros con los de mi compañero y su ligue se juntan. Nos besamos, le quito la camiseta y empezó a lamerle los pechos, morderle los pezones, mientras ella me araña la espalda. Ella gime, gime mucho. Finalmente se me sale, aprovechamos para cambiar de posición y desnudarnos por completo. Me acaricia el torso mientras me lame los pezones durante un rato, pero enseguida la separo y la pongo a cuatro patas.

Le agarro el culo, con ambas manos, y empiezo a penetrarla de nuevo. Estoy muy puesto, tiene un culo precioso y su coño aprieta. Es como si me quisiera succionar mi miembro palpitante. Empiezo a penetrarla, duramente y hasta el fondo, acelerando cada vez más hasta que mis huevos chocan con su clítoris. Ella gime, habla en alemán, mientras yo hago lo propio en español. Cada vez más duro, más rápido. Le aprieto las nalgas, se las azoto y tras varios golpes llevo una de mis manos hasta su coño, rodeándole la cintura y apoyando mi torso en ella. Se estremece y aprieta su cara contra la almohada, bajando su espalda y quedando con el culo hacía arriba, haciéndome más fácil penetrarla duramente y tocarle el coño. Mi otra mano sigue en sus nalgas.

Me queda poco para aguantar, empiezo a gemir y gritar. Saco la poya y le acaricio el culo. Ella me mira y me ve como me masturbo, entiende que significa.

Me pongo de pie y ella se pone de rodillas debajo de mí con los ojos cerrados y la lengua fuera. Mi amigo y su ligue siguen gritando. Estoy a punto de correrme y con esa cara esperando mi semen no dudo en que voy a exprimirme. Abre un ojo, para mirarme, y se pasa la lengua por los labios mientras empieza a tocarse los pechos y el coño. Quiere ponerme más, se ríe, lo consigue. Cada vez queda menos. Ella gime y suspira, abriendo la boca y moviendo lentamente la lengua.

Me corro.

Grito, gimo, empiezo a chorrear. Salpico en su cara. Le da en el ojo, en el pelo y en la cara. Cae algo en la lengua y cuando frena la presión se coloca por donde gotea. Tras unos segundos se traga lo que le ha caído, se pasa la mano para sacarse el semen que pueda de la cara y se chupa los dedos. Seguidamente empieza a lamerme el pene de abajo arriba y luego se centra en el capullo, metiéndoselo en la boca y succionándolo. Me estremezco, lo tengo muy sensible.

Nuestros vecinos empiezan a gritar tras que ella me deje el sable completamente limpio. Gimen y se oye el orgasmo a la perfección. Tras eso se hace el silencio.

Me sonríe y yo hago lo propio. Se levanta y se va al baño. Tras unos minutos vuelve y se acurruca conmigo. Nos besamos y nos acariciamos, pero nos dormimos.

Despierto, Hace poco que ha amanecido, apenas he dormido dos horas. Gimo, noto placer. Miro y es ella, dándome los buenos días desde abajo…

Espero que os haya gustado ;)

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jueves, 9 de junio de 2016

Avance de relato: Ni una palabra.

¡Buen@s húmed@s días/tardes/noches!

Aquí el avance de nuestro siguiente relato: Ni una palabra.
Durante los próximos días publicaremos el relato al completo, sed pacientes ;)

Imaginad estar en una discoteca, de un país extranjero del que desconocéis la lengua, y ligar con alguien con quien apenas te puedes entender...


Ni una Palabra.

Dos hombres, solteros, de fiesta en Amsterdam. No sabemos alemán, ni siquiera inglés. Da igual. Seamos sinceros, no es necesario. Sí útil, pero no vital… y menos para disfrutar como hemos venido nosotros a hacer.

Él lleva más de una hora desaparecido y aquí estoy yo: en mitad de una discoteca, con dos chupitos de vete a saber que en el cuerpo y eufórico como el que más.

Me muevo al son de la música mientras miro alrededor mío. Cruzo miradas con una joven, rubia, alta, esbelta. No tiene mucho busto, pero su cintura de avispa, su culo respingón y sus largas y bellas piernas me hipnotizan. La miro de arriba abajo. Su camiseta de tirantes, rosa, lleva marcados sus pezones y su faldita negra va a juego, con franjas rosas, así como sus bambas de éste mismo color tan femenino.

No deja de moverse, dando pequeños saltos, haciendo que su largo pelo se le vaya a la cara y sus pequeños pechos boten, dejando claro que no lleva sostén, mientras la copa que aguanta arriba con su mano salpica a ella y sus amigas.

Me gusta, me gusta mucho. Su sonrisa blanca y sus ojos verdes alocados me han enganchado. Volvemos a cruzar miradas y me sonríe mientras bebe. Se acaba la copa, me guiña un ojo y se pone a hablar con las amigas. Tras unos segundos se separa de ellas, gira la cabeza un segundo hacía mí, y se va andando hasta la barra del fondo de la discoteca dando pasos de modelo, con una mano en la cintura y otra acariciándose su lindo culo. No hacía falta esa llamada de atención para que lo viera, es bellísimo y seguro que habrá causado más de una torticolis.

La sigo. Es algo tarde, así que no hay tanta gente como a media noche y llegar a la barra sin perder de vista estas preciosas nalgas. Me colocó a su lado, coloco un brazo sobre la barra y me giro hacía ella. Me mira, me sonríe.

—Hellow — digo y que no esperé mucha más conversación por mi parte, mi repertorio de palabras en inglés es más bien escaso.

—Hellow — contesta, sonriendo.

—¿one shoot? — pregunto, pero me mira extrañada. — No problema —añado y acto seguido llamo al camarero. Pido dos chupitos, eso seguro que lo entiende.

Cuando nos los trae suelta un “oh” y sonríe. Levanta el chupito y yo el mío, brindamos, apoyamos y bebemos. No sabía que aquí también “apoyaban” los chupitos. —¿Are you alone?

Me niega con la cabeza. Se acerca un poco más a mí y le hace una seña al camarero. Trae dos chupitos más.

—I’m with you — me dice. You es tú y se refiere a mí así que asumiré que ha dicho que está conmigo y eso me gusta. Su verde mirada está calvada en mí. Brindamos, apoyamos y bebemos. La garganta me quema pero la polla arde aún más mientras veo su estilizado y bello rostro y como pasa su húmeda lengua por sus finos labios.

miércoles, 8 de junio de 2016

Pronto un nuevo relato: Ni una palabra.

¡Buenos húmedos días/tardes/noches!

Imaginad que estáis en un país extranjero, en el que no entendéis ni papa pero aún así conectáis en la discoteca, tras unos chupitos, mientras danzais os susurrais cosas que, sin necesidad de entenderlas, sabéis que aumentan la temperatura... ¿Lo siguiente?

En breves tendréis una anvace del relato y posteriormente el texto al completo. Estad atentos ;)