Aquí el avance de nuestro siguiente relato: Ni una palabra.
Durante los próximos días publicaremos el relato al completo, sed pacientes ;)
Imaginad estar en una discoteca, de un país extranjero del que desconocéis la lengua, y ligar con alguien con quien apenas te puedes entender...
Ni una Palabra.
Dos
hombres, solteros, de fiesta en Amsterdam. No sabemos alemán, ni siquiera
inglés. Da igual. Seamos sinceros, no es necesario. Sí útil, pero no vital… y
menos para disfrutar como hemos venido nosotros a hacer.
Él
lleva más de una hora desaparecido y aquí estoy yo: en mitad de una discoteca, con
dos chupitos de vete a saber que en el cuerpo y eufórico como el que más.
Me
muevo al son de la música mientras miro alrededor mío. Cruzo miradas con una
joven, rubia, alta, esbelta. No tiene mucho busto, pero su cintura de avispa,
su culo respingón y sus largas y bellas piernas me hipnotizan. La miro de
arriba abajo. Su camiseta de tirantes, rosa, lleva marcados sus pezones y su
faldita negra va a juego, con franjas rosas, así como sus bambas de éste mismo
color tan femenino.
No
deja de moverse, dando pequeños saltos, haciendo que su largo pelo se le vaya a
la cara y sus pequeños pechos boten, dejando claro que no lleva sostén,
mientras la copa que aguanta arriba con su mano salpica a ella y sus amigas.
Me
gusta, me gusta mucho. Su sonrisa blanca y sus ojos verdes alocados me han
enganchado. Volvemos a cruzar miradas y me sonríe mientras bebe. Se acaba la
copa, me guiña un ojo y se pone a hablar con las amigas. Tras unos segundos se
separa de ellas, gira la cabeza un segundo hacía mí, y se va andando hasta la
barra del fondo de la discoteca dando pasos de modelo, con una mano en la
cintura y otra acariciándose su lindo culo. No hacía falta esa llamada de
atención para que lo viera, es bellísimo y seguro que habrá causado más de una
torticolis.
La
sigo. Es algo tarde, así que no hay tanta gente como a media noche y llegar a
la barra sin perder de vista estas preciosas nalgas. Me colocó a su lado,
coloco un brazo sobre la barra y me giro hacía ella. Me mira, me sonríe.
—Hellow
— digo y que no esperé mucha más conversación por mi parte, mi repertorio de
palabras en inglés es más bien escaso.
—Hellow
— contesta, sonriendo.
—¿one
shoot? — pregunto, pero me mira extrañada. — No problema —añado y acto seguido
llamo al camarero. Pido dos chupitos, eso seguro que lo entiende.
Cuando
nos los trae suelta un “oh” y sonríe. Levanta el chupito y yo el mío,
brindamos, apoyamos y bebemos. No sabía que aquí también “apoyaban” los
chupitos. —¿Are you alone?
Me
niega con la cabeza. Se acerca un poco más a mí y le hace una seña al camarero.
Trae dos chupitos más.
—I’m
with you — me dice. You es tú y se refiere a mí así que asumiré que ha dicho
que está conmigo y eso me gusta. Su verde mirada está calvada en mí. Brindamos,
apoyamos y bebemos. La garganta me quema pero la polla arde aún más mientras
veo su estilizado y bello rostro y como pasa su húmeda lengua por sus finos
labios.
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